top of page

ADVENTUS

  • Foto del escritor: blogcomoaguayaceit
    blogcomoaguayaceit
  • 8 dic 2018
  • 3 Min. de lectura

Poco a poco sentimos cada vez más cerca la llegada de la Navidad. Los supermercados se han llenado de merchandising adornando sus superficies con ofertas para turrones, polvorones, juguetes y mil y una estrategias de marketing para que compremos cosas que a nuestros ojos parecen indispensables. Podemos observar esto poniendo un pie en la calle: las luces ya están encendidas y parece que el aire huele distinto. Y los cristianos, ¿cómo tenemos el corazón los cristianos durante el adviento?

Parece mentira que tenga que realizar esta pregunta y más en esta época del año, pero creo que es fundamental que todos los seres del planeta (independientemente de ser creyentes o no) deben de hacerse.

La palabra adviento toma su raíz en el latín "adventus" o también conocido como llegada, venida. ¿Quién? ¿A quién esperamos? ¿Quién llega? Seré una anticuada, una pasada de moda o simplemente una persona joven a la que han comido la cabeza. Pero lo llevo tan dentro, que me es imposible no esperar que alguien me está esperando.

Soy una anticuada porque cuando pongo el Belén en mi casa, con mis padres y con mis hermanos y por su puesto el día de la Virgen Inmaculada, tapo la figura del niño Jesús hasta el día 25 de Diciembre por la mañana. Soy una pasada de moda. Sí, pero ¡vaya pasada de moda es tener el corazón preparado para mí y para los demás! Y no, no me han comido la cabeza. Soy libre.

El adviento significa tanto para los cristianos y se nos juzga tanto por dejarnos sentir... Es tiempo de consuelo y curación. De dejarnos abrazar y de llorar. Es tiempo para dejarnos querer y descansar en brazos de todos los que nos quieren. Son momentos de confiar. En todo, no sólo en Dios.

Los cristianos nos preparamos y allanamos el camino para la llegada de Jesús al mundo. Igual que compro un árbol de navidad, yo me dejo comprar por el amor de Dios. Es momento de despojarnos de todo lo que nos sobra porque siempre lo tenemos todo. Tenemos el corazón lleno de ruido. Hay veces, que sólo necesitamos silencio.

En el silencio se pueden escuchar muchos sonidos: graves que resuenan con dolor, agudos que nos molestan, cadencias perfectas que no valoramos, semitonos para hacernos llorar... Jesús nos habla en el silencio porque tiene mucho que decir y sobre todo en la sociedad de hoy en la que se piensa que cuanto más alto se grita, más hondo cala el mensaje. ¡Cuánto nos queda por aprender!

El adviento también nos pide que nos quedemos desnudos al igual que Jesús cuando nació y murió. Que seamos humildes y aparquemos los prejuicios y el orgullo. La sociedad no está acostumbrada a los cuerpos sin nada tanto física como internamente. Eres débil si muestras lo que llevas dentro. Te has condenado a sufrir. De igual modo que a veces somos los sufridores, somos también los acosadores. Jesús quiere entrar en nuestros corazones sin juicio, sin que se normalice el castigo por ser como eres.

Esto no tiene nada que ver con el mal en el mundo, las catástrofes, la pederastia o la muerte. Este mensaje tiene que ver con la esperanza de que existe un volver a nacer para todos. No sólo para los cristianos que creen y se comportan como tal, sino también para los que presumen de sus belenes y no saben de dónde vienen. Este mensaje también va dirigido para los que no creen en nada, en ningún Dios o en ellos mismos y para los que no tienen en quien creer. Siempre hay quien enciende una vela cuando todo está oscuro. Párate a pensar por qué en adviento, encendemos cuatro.






Yorumlar


bottom of page