¿Hasta cuando?
- blogcomoaguayaceit
- 18 dic 2018
- 2 Min. de lectura
Hoy me llamo Mariluz, Jennifer, Celia y Pilar. Soy Ariadna, me suicidé tres días después de denunciar una violación y la policía no me creía. Soy la familia de Diana Quer, dieciséis meses llorando a una hija y hermana desaparecida. Soy Laura, asesinada dos semanas después de intentar comenzar a construir mi vida. Soy David, y no me he vuelto a reír desde que mi padre asesinó a mi madre delante de mí.
Soy parte de la población que permite que estén matando a mis compañeras cuando no las animo a salir del agujero del maltrato. Soy parte de la población que permite que nos asesinen cuando no denuncio las agresiones machistas que veo en la calle o en mi círculo más cercano. Soy parte de la gente que se muestra indiferente, cuando el corazón no se me encoge ante las noticias de asesinatos por violencia de género en el periódico o telediario. Soy una asesina más cuando no protesto en la calle cuando sueltan a un asesino o violador porque la justicia no le considera culpable.
La justicia no nos escucha, ojalá la calle sí. Personalmente, yo no busco penas, no busco que los políticos me arreglen las condenas si luego nadie te tiende la mano. Busco inversión en educación, en principios y en valores. Para que la voz de tantas mujeres que no pueden gritar sea escuchada y para que las manos de los futuros hombres que formarán nuestra sociedad, sirvan para construir un mundo sin distinciones y basado en el respeto.
Me niego en rotundo a que mis hijas tengan que escuchar: "no vayas sola", "llama cuando llegues", "ten cuidado", "que alguien te acompañe a casa por favor", "es porque iba borracha", "la drogaron", "desaparecida" o "es el sexo débil".
Me niego a dejar como herencia una sociedad mitad enferma, mitad aterrorizada. Que acelera el paso cuando es de noche. Que se agarra a la mochila bien fuerte y agacha la mirada. Que agarra fuerte las llaves de casa. Que llame porque alguien la está siguiendo. Que suspira de alivio cuando cruza el umbral del portal. O que simplemente no llegue a casa.
¿Cuándo podremos ser del todo respetadas? ¿Cuándo podremos disfrutar de nuestros hijos sin preocuparnos por lo que ocurre fuera? ¿Cuándo dejaremos de encontrarnos por la calle a aquellos que abusaron de nuestras mujeres?
Ojalá el momento esté cerca y no se convierta en campaña electoral. Esto es mucho más serio que una presidencia. Es la erradicación del miedo a ser mujer, ir sola y que sea de noche aunque ahora solo hace falta ser mujer, estar sola y salir a correr.
Es una cuestión que es de mujeres, pero que implica a los hombres. Podría ser tu hija.
A día de hoy, no se si el olor del miedo es el mismo que el que huelen las demás, pero estoy segura que la angustia cuando vuelvo a casa de noche, es la misma. Sé lo que no quiero, ser una menos el día menos esperado. Yo no quiero ser las noches y días en vela de mis seres queridos. Quiero ser la voz que grita: "NO ESTÁS SOLA".
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