"MI NIÑA LOLA"
- blogcomoaguayaceit
- 4 nov 2018
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Pepe Pinto editó en 1956 por primera vez el poema “Mi niña Lola” al rasgueo de la madera con la cuerda y el aire de su garganta. Siempre se ha asociado el dolor o el sufrir hacia las hijas con el género femenino de la pareja, construyendo del hombre un ser desentendido, impasible y frío. Se atribuye a las madres ese “privilegio” y por ello, este poema rompe con los estereotipos que a día de hoy nos persiguen socialmente. Ha sido un tesoro que ha estado escondido durante casi cincuenta años en las arrugas de nuestras abuelas y abuelos. Tuvo que ser Buika, “una gitana sin bata de cola” como cita Joaquín Sabina quien llorara esta canción en el año 2006.
Imagino a unos padres que no preguntan a sus mujeres qué les ocurre a sus hijos e hijas desde la cocina cuando nadie puede oírlos. Sé que existen padres que cruzan el umbral de la puerta y se sientan a su lado. Lo conozco de buena tinta.
“Dime por qué tienes carita de pena”. Ruega, suplica y se rasga. Tiene miedo a sentarse con ella, pero el imán de la herida, le duele más que si le hubiera ocurrido a él.
“¿Qué tiene mi niña siendo santa y buena?”. Silencio. Él sólo busca que se rompa el monólogo. Hacerla ver, que él es puerto para su barco a medio hundir.
“Cuéntale a tu padre lo que a ti te pasa. Dime lo que tienes reina de mi casa”. Él busca cerrar las esposas y tirar la llave por el desagüe y ser uno. Ella tiembla. Todos sus hijos son iguales. El corazón se parte de la misma manera, pero no en los mismos trozos.
“Hija de mi alma, no me llores más”. El abrazo, cerrando el vínculo de la mutua desnudez. Ya sólo queda el consuelo, la fundición y el quejío. Los hipos y las dudas de qué habrá podido ser: un chico, una amiga o el dolor por el dolor.
“Mi niña Lola… / Mientras que viva tu padre, no estás en el mundo sola”, sus brazos hacen de pentagrama para sostener las gotas de sus ojos. Ella no ha cantado, pero ambos, se encuentran mejor.
Reivindicar la figura masculina como sustento emocional, no es un pecado, es un derecho por primera vez escrito en un mundo machista, plagado de guerras y dictadores como cuando fueron escritos estos versos. Me gustaría resucitarlos y pintar el cuadro con el género cambiado. Quizá no quede bien, puede que incluso sea provocador a los ojos sociales que tan atentos a día de hoy nos acosan. Pero, queridas niñas Lola, nadie existe al cincuenta por ciento, ni genéticamente, ni de manera sensorial.
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