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PARA LOS ESPAÑOLITOS DE A PIE

  • Foto del escritor: blogcomoaguayaceit
    blogcomoaguayaceit
  • 28 oct 2018
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 18 nov 2018

Este texto no va dirigido a nadie en especial, pero sí a todos los que nos damos por aludidos.

Hoy vengo a hablar de las veces que se han permitido el lujo de mandarnos callar por ser jóvenes. Vengo a hablar de las veces que nos han faltado al respeto cuando hemos pensado diferente a cualquier edad. De las veces que además se han reído de nosotros.

Vengo a hablar de la gente que no dialoga, que no argumenta. De la gente que te gira la cara por la calle o pide la cuenta cuando quiere discutir pero no encuentra argumentación. De aquellas personas que rechazan la cultura y diversidad de opinión y que, a costa de gritos, intentan clavar en tu cabeza a golpe de martillo todo lo que ellos piensan sin ningún fundamento.

Vamos a hablar de cuando nos llaman perroflautas, rojos, fachas, fascistas, peperos... Vamos a hablar de toda esa gente que en base a sus falsos estudios en experiencia vital te cataloga y clasifica en diferentes especies ideológicas. Se atribuyen ese derecho y te arrancan la libertad. Gente que nunca ha ido al zoo, y no entienden de cadenas.

Vamos a hablar de aquellos que no han llegado a nada y creen que son superiores. Los que creen que el león sigue siendo el rey de la sabana, y no ven que es el último mono quien les está ganando la partida. Hablamos de los que intentan posicionarse por encima de tí, rugiendo más alto y te señalan con el dedo amenazador. Aquellos que en realidad, no son magnánimos en nada. Sólo son las hienas o los buitres: carroña.

Podríamos hablar también de los que creen que son la atracción estrella en el circo político. De cómo se presume de ello cuando únicamente, tu papel es el del puesto de palomitas. El circo político es simplemente un acuario, hay quien es el tiburón blanco, el que se lo cree, y el que se lo cree pero en realidad es la rémora.

Hay muchas formas de ser corruptos, y vivir a costa de los demás, es una de ellas. Atribuirse las sobras de los otros, aprovecharse de los puestos de los demás está a la orden del día y además, se regodean de ello. Es un orgullo poder hacerlo. Ya no está de moda la política del esfuerzo, pero te envidian cuando a base de trabajo y constancia has conseguido tus objetivos. Cuando consigues tu puestazo. Juzgan el orgullo de tu trabajo y te intentan callar la boca para que no les eches en cara que a ellos, solo les han colocado.

Por culpa de la política lo estamos perdiendo todo: a nuestra familia, nuestros amigos, también a nosotros mismos y nuestras raíces, y parece que todo eso da igual. Yo no soy la voz de nadie, ni siquiera la mía propia. De hecho soy como todo lo demás: impulsos neuronales. Y eso es lo penoso. Nos hemos dejado la razón olvidada en el último cajón del desván. Lo estamos perdiendo todo de tanto presumir de nada. Nos pudre el narcisismo y algunos, parece que les gusta. Lo que digo es sólo que el mundo no para de girar y nosotros seguimos parados.

Ojalá que los que creen que son la verdad se callen un momento. Ojalá que después de ese momento los mudos puedan hablar. Ojalá todos juntos, algún día, rujamos al mismo tiempo.

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